- Título: La Confesión
- Título original: The Confession
- Autor: John Grisham
- Editorial: DeBolsillo
- Edición: 2013
- Idioma: Español
- Páginas: 512
- ISBN: 9788490324349
Un hombre inocente va a ser ejecutado. Solo un hombre culpable puede salvarlo.
En 1998, en una pequeña ciudad de Texas, Travis Boyette raptó, violó y estranguló a una de las chicas más guapas y populares del instituto. Luego enterró el cadáver y esperó. Observó impasible mientras la policía detenía a Donté Drumm, estrella del equipo local de fútbol, quien fue acusado, declarado culpable y condenado a muerte.
Han transcurrido nueve años desde aquello y solo faltan cuatro días para la ejecución de Donté. En Kansas, a más de seiscientos kilómetros de la cárcel, Travis decide hacer lo correcto por una vez en su vida.
Pero ¿será capaz un hombre culpable de convencer a los abogados, los jueces y los políticos de que están a punto de ejecutar a un hombre inocente?
John Grisham no es un autor cualquiera, sino uno de éxito aplastante. Con libros a sus espaldas como el Informe Pelícano, que aunque es una lectura que tengo pendiente no seré la única que reconozca el nombre de la película que protagonizaron en 1993 Julia Roberts y Denzel Washington. Eso por decir la primera que se me ha venido a la mente porque así podríamos seguir hasta con 12 adaptaciones más (gracias FilmAffinity), incluída una serie de televisión canadiense.
Primero que todo voy a disculparme porque estoy segura de que se me van a escapar pequeños spoilers pero aunque podría revisar le reseña y hacer una criba no voy a hacerlo. Considero que si lo hiciera no le haría justicia al libro y me limitaría a dar vagas recomendaciones que no terminarían de convencer a nadie, incluida a mí misma.
Lo primero que llamó mi atención era el aspecto novedoso de un culpable intentando probar la inocencia de quien está pagando por su crimen. No fue hasta que empecé a leerlo que me di cuenta de que eso era sólo la punta del iceberg. A través de esta obra John Grisham hace una profunda crítica del sistema judicial norteamericano. Creo que después de terminarlo no habrá quien no cierre el libro con la clara sensación de que ese sistema judicial está podrido. A lo largo del libro hubo muchas preguntas que no podía evitar hacerme una y otra vez y que uno de los personajes pone en palabras de forma muy acertada.
¿Cómo se puede condenar a alguien por un asesinato sin que haya ningún cadáver? ¿Cómo se puede dar crédito a una confesión que está clarísimo que la policía consiguió a la fuerza? ¿Por qué dejan declarar a los chivatos de la cárcel a cambio de rebajarles la condena? ¿Cómo es posible que a un acusado negro le toque un jurado formado solo por blancos? ¿Cómo puede ser tan ciego un tribunal? ¿Dónde están los tribunales de apelación?
También se nos abren interrogantes que han preocupado a muchos desde siempre. ¿Hasta cuando el sistema funciona? ¿Cuánto de reinserción hay realmente? ¿Funciona el sistema, sólo agrava el problema o es simplemente una solución transitoria hasta que salgan, reincidan y vuelvan dentro si hay suerte con una condena mayor que sólo retrase su salida? Nuevamente un diálogo entre dos personajes plantea en cierta forma esa cuestión a la que no preveo que haya una solución para todos los casos. Habrá a quien el sistema termine de destruirlo, habrá a quien le ayude a llevar una vida dónde deje de hacer daño a los demás y a sí mismo porque hay tantos casos diferentes como personas hay en el mundo. Lo que sí está claro es que el sistema debe funcionar. Cuanto más podrido esté más monstruos creará y menos de ellos encauzaran su vida.
- El sistema de justicia para menores sólo es caldo de cultivo de delicuentes profesionales. La sociedad quiere encerrarnos para siempre, pero es demasiado estúpida para darse cuenta de que algún día acabaremos saliendo; y cuando salimos no es nada bonito. Me gusta pensar que a los trece años, cuando entré, no era un caso perdido. Ahora bien, deje pasar otros dos años llenos de violencia, odio, palizas y abusos, y a los quince, cuando salga, la sociedad tendrá un problema. Yo no nací así. No me convertí en un hombre con muchos problemas por mi ADN, sino por las exigencias de la sociedad.- ¿Y el otro cincuenta por ciento? La mitad de los presos que salen en libertad condicional no vuelven a meterse en líos, ni vuelven a ser detenidos.
Otra prueba de lo podrido que está el sistema estadounidense es que, como nos cuenta el autor, la justicia es administrada por jueces y fiscales electos más preocupados por conseguir votos y ganar su reelección que en hacer su trabajo como se debe. Es cierto que, como nos dijeron en una clase en la universidad, no hay que confundir hacer cumplir la ley con la justicia. A veces, se debe hacer cumplir la ley a sabiendas de que el resultado no es todo lo justo que se debería, pero también es cierto que hay mecanismos que al menos intentan que se adapten al concepto de justicia lo más posible.
John Grisham también crítica duramente la pena de muerte.
John Grisham también crítica duramente la pena de muerte.
¿Quién nos da derecho a matar, exactamente? Si está mal matar, ¿por qué lo tenemos permitido?
Ciertamente como persona objetiva no me veo capaz de pronunicarme a favor de la pena de muerte. Subjetivamente, si a alguien a quien amo le hubiera sucedido lo que le pasó a Nicole querría la cabeza del culpable en una pica. Pero la cosa de la justicia es que es, o debe ser, objetiva. Travis Boyette cometió actos horribles y sin embargo, cuando leí lo que pasó, lo que le hizo convertirse en un monstruo como ese no podía evitar dejar de preguntarme que, como bien dice él mismo, un monstruo no nace, se hace. Al menos eso quiero pensar porque la alternativa de que alguien nazca naturalmente malo no casa muy bien con la teoria del libre albedrío. Entonces, dejando de lado los sentimientos y mirando las cosas fría y objetivamente, ¿se merece alguien ser sacrificado? ¿Habría que llegar al principio de todo para determinar hasta qué punto es culpable y hasta qué punto está condicionada su actuación antes de imponer un castigo como ese?
Pero esas no son las únicas críticas de John Grisham. Además critica otros aspectos de la sociedad norteamericana como es el racismo y la segregación entre blancos y negros presente incluso hoy en día. A veces, incluso buscada por ellos mismos. También hace incapié en el exceso de armas de fuego al hacer alusión de que incluso predicadores, diáconos y catequistas están dispuestos a defender sus iglesias con ellas. Creo que no soy la única a la que no se le escapa la incongruencia de ese hecho. Hombres dedicados a dar a conocer la palabra de Dios, a predicar el amor al prójimo y el poner la otra mejilla se pasean armados dispuestos a pegarles un tiro a ese mismo prójimo para salvar la casa de ese mismo Dios del que predican. Viviendo como vivo en Europa donde las armas están prohibidas (salvo casos excepcionales y con su debido permiso) y no habiendo visto ninguna real nada más que en la televisión o en imágenes es algo que me choca bastante. Creo que los países europeos son un claro ejemplo de que para mantener la seguridad no es necesario que la población guarde armas de fuego bajo la almohada.
Por último, quiero terminar esta reseña con una última reflexión de manos del autor:
Contraatacar es algo natural en el ser humano, pero el segundo golpe lleva al tercero, y al cuarto.
Sin embargo, a pesar de lo bien que suena la teoría me declaro culpable de no poder evitar contraatacar en determinadas circunstancias. Lo siento, sinceramente hay gente que se merece pagar y a veces la justicia divina, el karma o como se quiera llamarlo, no actúa lo bastante rápido. A veces incluso dudo que actúe en algún momento.
Soy consciente de que más que una reseña parece una reflexión pero eso mismo es lo que me ha provocado este libro. No sólo he disfrutado su lectura sino que me ha hecho pensar y ¿hay algo más maravilloso que eso? ¿Se le puede pedir algo más a un libro? Sí, que esté bien escrito y que su historia sea buena pero este cumple a la perfección esos requisitos.
Soy consciente de que más que una reseña parece una reflexión pero eso mismo es lo que me ha provocado este libro. No sólo he disfrutado su lectura sino que me ha hecho pensar y ¿hay algo más maravilloso que eso? ¿Se le puede pedir algo más a un libro? Sí, que esté bien escrito y que su historia sea buena pero este cumple a la perfección esos requisitos.
Este libro fue una lectura conjunta de un miniclub de lectura en uno de los grupos de Goodreads en los que participo. Recientemente Sandra, una de las chicas que me acompañó en esta lectura, y que ahora me está acompañando en otra y estoy segura de que no será la última vez viendo que coincidimos bastante en gustos, acaba de publicar su reseña así que la dejo por aquí por si os interesa leerla. No fui la única a la que le gustó, como comprobaréis, y explica muy bien los puntos fuertes, y diría que débiles pero es que no tiene, del libro.
Valoración:
5/5
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